El Proyecto CRISP (Costa Rica Seismogenesis Project) fue un proyecto científico realizado conjuntamente por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la National Science Foundation (NSF) de Estados Unidos, la Universidad de Texas en Austin, la Universidad de California en Santa Cruz, y JAMSTEC (Japan Agency for Marine Earth Science and Technology )con el objetivo de perforar por primera vez el límite de placa entre las placas continentales y oceánicas para entender mejor el mecanismo de los terremotos. El proyecto formó parte del esfuerzo conjunto de investigación financiado por instituciones científicas de 24 países dentro del Programa Internacional de Perforación Oceánica (IODP).

En abril y mayo de 2011, se adquirió un volumen de datos sísmicos de reflexión en 3D frente a la costa de Costa Rica, al noroeste de la Península de Osa. El objetivo del estudio era examinar la estructura de la corteza y la historia de la deformación de esta zona de colisión, y obtener una imagen clara de la falla de límite de placa desde la trinchera hasta la zona sismogénica.

Los datos fueron procesados por la multinacional Repsol utilizando la tecnología desarrollada en el marco del proyecto Kaleidoscope. El proyecto para Repsol fue la colaboración con tecnología propia con un proyecto científico pionero dentro de los esfuerzos de responsabilidad social de Repsol para ayudar a la humanidad a entender el mecanismo de los terremotos más devastadores.